martes, 3 de enero de 2006

Mitos Regionales

Gaucho
Gauchito Antonio Gil

Cuenta la leyenda que el Gauchito Gil, Antonio Gil Nuñez, nació en la provincia de Corrientes, en la zona de Pay Ubre (actualmente Mercedes), aproximadamente en el año 1847. Se conoce su historia a partir de su juventud, cuando se enamoró de una joven viuda que era pretendida por el comisario del pueblo.

El policía, despechado porque la viuda lo rechazaba, comenzó a perseguir a Antonio Gil aprovechándose del poder de su autoridad, hasta que finalmente se enfrentaron en una pulpería.

En la pelea el Gauchito Gil le perdonó la vida. Sin embargo, este episodio en lugar de beneficiarlo fue aprovechado por el policía para perseguirlo por atentar contra la autoridad y Antonio Gil debió huir del pueblo.

Por estos años, el país se encontraba en guerra con el Paraguay, y como tantos otros, Gil se alistó bajo las órdenes del General Madariaga. Durante cinco años participó de la Guerra de la Triple Alianza, que culminó bajo la presidencia de Sarmiento en 1870 cuando las fuerzas brasileñas capturaron y mataron al gobernante paraguayo, Mariscal Francisco Solano López.

Terminada la guerra, Antonio Gil fue convocado por el ejército federal para luchar contra los unitarios, pero como no estaba de acuerdo con los enfrentamientos internos del país, decidió huir junto a dos compañeros. Así comenzaron una vida errante huyendo permanentemente de la autoridad, y viviendo del ganado robado que compartían con los campesinos más necesitados.

Casi un año después, una partida militar lo encontró dormido bajo la sombra de unos espinillos y lo llevó detenido a Goya (Corrientes). Pero apenas habían comenzado la marcha, los soldados lo tiraron al suelo, le ataron los pies con una soga larga y lo colgaron de un algarrobo cabeza abajo.

Dirigiéndose al que lo iba a matar, el Gauchito pronunció sus últimas palabras:

– Cuando vuelvas a tu casa, encontrarás a tu hijo muy enfermo pero si mi sangre llega a Dios, juro que volveré en favores para mi pueblo.

Acto seguido, obedeciendo la voz de mando, el soldado le cortó el cuello. Varios días después, cuando todos ya habían olvidado al Gauchito, el soldado que lo había matado volvió a su casa, y se encontró con su esposa desesperada porque su único hijo estaba muy enfermo. En ese instante recordó las palabras de Gil.

Entonces volvió al lugar donde lo habían matado, enterró el cuerpo y le rogó al Gauchito por su hijo. Cuando volvió a su casa al amanecer encontró a su niño sano ...

Escrito por Estela Izuel: Nacida en la ciudad de La Plata en febrero de 1966 y graduada de la Facultad de Bellas Artes de la UNT, ha realizado talleres y cursos de fotografía con Yuyo Pereyra (Escuela Municipal de Arte, 1990), Xavier Kritzkautsky (1992) y Lutz Matschke (1997). En 1998 fue seleccionada en el VII Concurso Ensayo Fotográfico Casa de las Américas (Cuba) y en 199 obtuvo un subsidio de la Fundación Antorchas para continuar con su proyecto personal. Ha exhibido su obra desde 1997 en Buenos Aires, La Plata, Neuquén, Río Negro y Santa Fe.

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