domingo, 2 de julio de 2006

Delio Ruiz, El Sacerdote Que Unió Chaco Con Filipinas

Wood Cross
El sacerdote Delio Ruiz toma entre sus manos un pequeño globo terráqueo, de esos que se usan en la escuela para enseñar geografía, y traza una línea imaginaria entre Chaco y Filipinas.

Así, comprueba una vez más que la provincia donde nació y el lugar que eligió para misionar están justamente en los lados opuestos del planeta.

Dos puntos que pudo unir gracias a su vocación religiosa que nació en General San Martín, cultivó en Resistencia, y que finalmente lo llevó a trabajar en favor de los que más necesitan en unos lejanos archipiélagos del sudeste asiático.

El padre Delio, como lo conocen todos los fieles de las parroquias del Chaco por donde pasó, nació en Colonia Elisa hace 44 años.

Pero su vocación religiosa comenzó a tomar forma en General San Martín, más precisamente en el seno de la congregación Dehoniana de esa localidad, y continuó en la casa de formación que los dehonianos tienen en Villa Chica, en Resistencia.

Hace tres años partió hacia Filipinas para cumplir con una misión encomendada por la Iglesia Católica en un lugar que hasta ese momento le resultaba completamente desconocido.

Pero antes debió pasar tres meses en Dublín, Irlanda, para poder aprender el inglés, un idioma que le permitió junto al castellano, conocer mejor las costumbres de los filipinos y acercarse un poco más al cebuano, la lengua hablada por unos 10 millones de personas y que rivaliza con el tagalo como lengua principal filipina.

Licenciado en Teología Bíblica, el padre Delio desembarcó en Filipinas para asentarse en Dumalinao, una de las principales localidades de Zamboanga del Sur, una provincia con economía agrícola que tiene en la deforestación uno de los pocos puntos comunes que comparte con el Chaco.

Allí desarrolla su labor en la parroquia San Isidro Labrador junto a un sacerdote polaco, otro filipino y un religioso consagrado de Indonesia. Los cuatro se reparten las tareas para atender las demandas de los cientos de fieles que asisten a las 90 capillas de la zona.

"A Filipinas llega muy poca información de Argentina. Las pocas noticias que llegan lo hacen a través de la CNN en Hong Kong", cuenta el religioso, aunque aclara que gracias a la red internet puede consultar noticias del Chaco. "Casi siempre ingreso a la página de NORTE digital", revela.

Asegura que no le costó demasiado adaptarse a las costumbres de los filipinos, pero reconoce que al principio no fue fácil olvidarse del asado y del mate, dos hábitos que cuestan mantener por esas latitudes debido al alto costo de la carne y al hecho de que para conseguir yerba hay que viajar varios kilómetros hasta Manila, la capital de Filipinas, y estar dispuesto a pagar unos 10 dólares por sólo medio kilo.

Pero la vocación pudo más que las barreras culturales y el padre Delio dice que se siente feliz de poder evangelizar en Dumalinao.

"Veo que mi vocación misionera se hizo realidad", señala al término de la charla que mantuvo ayer con NORTE en la casa de formación que la congregación Dehoniana tiene en Villa Chica, donde aprovechó para descansar un poco después de casi treinta horas de avión que le demandó unir Filipinas con su tierra natal.

Quienes no tengan oportunidad de saludarlo personalmente podrán mantener contacto con él a través del correo electrónico en la dirección deliovia@yahoo.com.ar

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