lunes, 23 de octubre de 2006

De Francia Al Chaco, Para Reencontrar Las Raíces

French Flag
El tronco familiar Quain - Eckenschwiller vivió una gran reunión. De Alsacia (Francia), al Chaco. Las trece horas de avión dejaron atrás un mar de distancia. Ahora podrían conocer sus rostros, frente a frente, abrazo por abrazo.

Albert Eckenschwiller y su esposa Mauricette vinieron tras los pasos de sus ancestros que llegaron a esta tierra en 1888 para instalarse, primero, en Colonia 3 de Abril, próxima a Bella Vista (Corrientes) y luego, en Florencia (Santa Fe).

De este modo, la descendencia de uno y otro lado del Atlántico de Louis Quain y de Catherine Eckenschwiller concretó por estos días la ansiada reunión. Era la primera vez que alguien de los que no vinieron a América emprendía este viaje a la Argentina.

En la Peña Martín Fierro de Resistencia, con las banderas de Francia y Argentina, con los himnos de ambos países, asado de por medio y música, cerca de 130 personas compartieron la mesa.

Estaban congregados allí, descendientes de las cinco ramas familiares que aunaron aquellos pioneros: Hardy, Dusset, Ansermet, Sorarui y Rolón así como, los Quain, anfitriones de la fiesta. Vinieron, en su mayoría, del norte santafesino pero también de Corrientes y del interior del Chaco y de otros puntos del país.

El encuentro quedó plasmado en miles de fotos de ese día de mucha alegría y de enorme emotividad. Una y otra vez, Albert y Mauricette posaron junto a cada rama familiar que se fue identificando, intercambiaron direcciones de mails, relataron anécdotas y mostraron árboles genealógicos.

La reunión tuvo la presencia del vicecónsul honorario de Francia en el Chaco, Rémys Colcombet y su señora Ester, en lo que constituyó una integración cultural. Los une la sangre, pero las generaciones argentinas podían corear chamamés, tangos y milongas hasta animarse a un sapucai, con los temas interpretados por Carolina Miño acompañada en guitarra por Coco Amarilla.

El final mostró a parejas bailando los ritmos del Litoral y entre los entusiastas bailarines estaban los visitantes franceses. Así transcurrió el momento más importante de la estadía de Albert y Mauricette en Resistencia ya que -nuevamente en la ruta- continuaron a Salta y Jujuy.

Ambos tienen proyectado permanecer cinco semanas en el país y con una casa rodante alquilada en Buenos Aires, remontaron hacia el norte para detenerse con los familiares santafesinos y visitar la tumba de los mayores. Estuvieron en Iguazú, en las ruinas de San Ignacio y en Posadas, donde reencontraron a otro grupo de parientes.

Después de Salta y Jujuy, el itinerario proseguirá por Catamarca, La Rioja, Talampaya, San Juan, Mendoza, Neuquén, Plaza Huincul (donde hace 12 años reside Luis Quain, presente en Resistencia), los siete lagos del Sur, El Bolsón y Puerto Madryn. Luego desandarán el camino para volver a Francia, donde viven aún los 8 hermanos, nietos de Catherine.

Pero, ¿cómo se gestó esta confluencia familiar y la localización emprendida desde Francia? Albert Eckenschwiller -hoy jubilado luego de muchos años de trabajo en robótica- sabía que en el período entre guerras hubo comunicación entre Europa y América.

Pero su búsqueda se inició a partir del 2.000: escribió a la embajada de Francia en Buenos Aires y desde allí le respondieron que debía buscar en las Páginas blancas y amarillas, donde encontraría una extensa lista de Quain. Y así fue. Escribió y comenzaron, a enlazarse las historias a través de cartas por correo postal y por Internet.

De ese modo sucedió el descubrimiento de la familia que viene de los cinco hijos de Louis y Catherine: María Teresa Quain de Solarui, Lucía Quain de Hardy, Victoria Quain de Ansermet, Francisco Quain casado con Elodia Fantín y María Quain casada en primeras nupcias con Alfonso Dusset y luego con Damiano Rolón.

Habrá que mencionar, además, que otra rama se instaló en EE.UU. y en Canadá, pero eso forma parte de otro capítulo.

En mayo de 2003, Albert concretó en Francia un encuentro familiar -similar al de Resistencia- que convocó a 170 personas y nunca se detuvo en seguir los rastros. Al buscar la pista genealógica para llegar lo más lejos posible a los orígenes, ubicó a los primeros en Suiza hacia 1640 aunque en 1650 ya los pudo encontrar en la Alsacia.

Para Albert, con este deseo cumplido de ver las caras de los parientes argentinos con quienes se comunicaba desde hace seis años, lo más fuerte fue reconocer los genes. "Los parecidos son increíbles", comentó y los aguarda ahora en su hogar, con los brazos abiertos.

Para los parientes argentinos, el gran desafío que se plantean, es aprender francés. Resulta fundamental para retomar las raíces y continuar estrechando lazos. Lo vivido confirma que vale la pena no detenerse.

Para Albert y Mauricette, todo lo que llevan en los ojos y el corazón del paso por Argentina, es una fuente inagotable de recuerdos. "Hay demasiado para contar", sostuvieron. En pocas semanas más, subirán otra vez al avión y estarán en su casa.

A ellos no se les escapa evocar a Louis y Catherine, que debieron pasar tres meses en un barco para atravesar el océano. Para todos, en definitiva, saber que el presente permite superar -velozmente- los límites de tiempo y de espacio, es la garantía de que otros reencuentros serán posibles.
Fuente: Norte.

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