martes, 15 de agosto de 2006

La Religiosidad Popular Con El Sello De San La Muerte

Grim Reaper
Por Diony Romero de Semienchuk,
Presidenta de la Asociación Amigos del Museo del Hombre

La religiosidad popular de nuestro pueblo contiene una diversidad muy amplia de creencias y devociones que, positivamente, tienen la virtud de lograr cierto acercamiento de las comunidades llevadas por un mismo sentimiento: la fe.

Si bien algunas de las santificaciones, o canonizaciones en la interpretación popular, tienen una vida efímera, hay otras que no, sólo perduran en una región, sino que con el paso del tiempo, se expanden, incrementando su área de difusión, ganando más devotos.

Un ejemplo actual es el Gauchito Gil, ya que aún perteneciendo a la provincia de Corrientes, podemos observar a la orilla de algunas rutas de gran parte del país, altares levantados en su honor.

Sabemos que son disímiles los criterios que tienen que ver con los cultos profanos, porque no siempre respetan la ortodoxia católica, evangélica u otras religiones, pero de todas maneras el hombre siempre busca la comunicación con el ser Supremo.

La presencia de los Jesuítas desde el año 1600 representando la Iglesia de Roma, tiene como fin estructurar y fortalecer la conquista de las almas guaraníes, pero el precio que debieron pagar nuestros naturales fue olvidar sus propias creencias sagradas y desprenderse de sus mitos, por la imposición de una religión totalmente desconocida por ellos, con música, danzas y cánticos de viejas y lejanas culturas.

Pero la expulsión de los misioneros en 1767, por orden de Carlos III, produce una gran confusión en el mundo aborigen, que ya estaba encauzado en el camino del cristianismo, por lo que con el tiempo renace en ellos sus ancestrales creencias autóctonas, produciéndose la fusión de la fe cristiana y guaraní.

En este extraño estado de creencias el hombre que cree y la practica lleva su acción hasta el punto de la santificación, de seres que nunca existieron fuera del imaginario social .

Los estudiosos del tema nos aclaran puntos recogidos directamente de los devotos, y es así que nos encontramos con una variada cantidad de santoral profano diseminado en todo el territorio argentino.

Tenemos por ejemplo la Madre María y Pancho Sierra, en Buenos Aires, la Difunta Correa en Cuyo, el Señor de la Peña en La Rioja, la Telesita en Santiago del Estero, etcétera, como así otros santos y santas : San Alejo, Santa Librada o Liberata, Santo Pilato, Santa Bárbara, San Onofre, San Baltasar, San Son, San Cosme, entre otros.

Pero hoy nos ocuparemos principalmente de uno de los santos que la devoción popular puso en un altar y a quien se le rinde el más importante de los cultos, quizás, en la región: San La Muerte, a quien se le pide toda clase de favores.

Esto no ocurre en el seno de la gente de clase baja solamente, sino de otros estratos sociales . Su conmemoración es el 15 de Agosto, pero en algunos lugares le rinden culto el 20 del mismo mes.

El San La Muerte es también llamado Nuestro señor de la Buena Muerte, San Justo, Nuestro Señor de la Muerte, San Esqueleto, Señor de la Paciencia, San Severo de la Muerte, o simplemente El santito; esto se debe a las distintas leyendas existentes sobre el mismo.

Se encuentra referencia sobre el santo, en tallas realizadas por artistas correntinos, en la colección del Museo del Hombre, Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento latinoamericano, de Buenos Aires.

En esta oportunidad, tratando de recabar mayor información, llegamos hasta Villa Emilia, Barranqueras, donde nos recibe la señora Nélida Morínigo, responsable de mantener viva la tradición transmitida a través de tres generaciones, ya que en su domicilio se resguarda y practica el culto a este Santo, que fue traído desde General Paz, Corrientes, por su abuela, que al morir lo deja en custodia de Doña Porota, madre de la entrevistada.

Nos cuenta que el esqueletito, en posición sentado, está tallado con hueso humano, protegido por una cajita, cuyo interior es de plata, sobre la cual se observa una gran cantidad de cadenitas, anillos y otras joyas de oro, producto de la devoción de creyentes. También nos aclara que la primera protección fue de madera, y que el año próximo será de vidrio .

La casi totalidad de la ornamentación es de color rojo. Los artesanos los tallan en diferentes formas y materiales que sirven para tal o cual misión que se le pide al santo y en el día de su conmemoración se llevan a cabo novenas, rezos especiales, almuerzos, bailes y todo tipo de festividades.

Teniendo en cuenta que el profesor Ertivio Acosta fue un gran estudioso del tema, la asociación civil Amigos del Museo del Hombre que lleva su nombre, permanentemente colabora y apoya la labor de la casa. En forma conjunta presentará una muestra transitoria de la Religiosidad Popular a partir de este 15 de agosto, en su local de Juan B. Justo 280 .

Los datos de esta nota fueron tomados de trabajos bibliográficos de "Imaginería religiosa y santoral profano de Corrientes", Emilio Noya 1994; "Cultos y Canonizaciones populares de Argentina", Félix Coluccio, 1986, así como de trabajo y publicaciones del profesor Ertivio Acosta.
Fuente: Diario Norte.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio